jueves, 9 de abril de 2015

Otro despido en AYESA AT. Si quieres cambiar la realidad ¡IMPLÍCATE!

En el día de ayer, 8 de abril de 2015, la empresa volvió a mostrar su verdadero rostro despótico con el despido de nuestro compañero J. M. B. M., analista senior con una antigüedad de 15 años. La empresa lo hace con una frialdad y egoísmo supremos al alegar causas económicas —con los sueldazos que cobran los cada vez más numerosos directivos y los jugosos dividendos que reparten—, y también con descaro, cuando —en el mismo momento del despido— se ofrecen a darle al compañero referencias por ser un “magnífico trabajador, que indudablemente lo es, como sabe cualquiera que haya tenido la fortuna de trabajar con él en estos años. No deja de ser una muestra más de desfachatez, habida cuenta del grandísimo esfuerzo que José Manuel—junto con muchos otros— ha hecho para sacar adelante ese gran despropósito que fue el proyecto del Tribunal Electoral de Panamá, realizando de forma incansable horas extraordinarias —en torno a 300 en el año 2013—, viajes al otro lado del mundo, no cogiendo vacaciones en 2013… Al igual que ha hecho con muchísimos otros trabajadores, así  le paga la empresa a este compañero su esfuerzo. Y es que, en las relaciones de clase, obrero-patrón, no hay lugar para sentimentalismos ni agradecimientos y AYESA AT, como hacen todas las empresas, lo demuestra día a día.

La Empresa está haciendo una “depuración de sangre”, como estamos viendo y como hace cuatro años ya dijo, regodeándose, el Responsable de RRHH. Para la Empresa y la Patronal, ser competitivo es despedir a los trabajadores con antigüedad y unas condiciones laborales y económicas determinadas y medianamente decentes para generar empleo basura y multiplicar la precariedad y la pobreza en los trabajadores, bajando la masa salarial de la plantilla y obteniendo mayores beneficios. Esa es la fórmula de los empresarios y esa es la naturaleza del sistema. Y AYESA AT no se desvía un milímetro en la aplicación de esa fórmula que únicamente genera desigualdad, pobreza y maltrata a los trabajadores. Todo ello fomentado y estimulado por el Estado, que comprende desde los políticos que hacen leyes que les permiten a los empresarios explotar hasta la extenuación a los trabajadores y negarles una vida digna, hasta a aquellos que debieran velar por que se cumpliesen los derechos de los trabajadores y que hacen oídos sordos o se alinean directamente con los empresarios en contra de los trabajadores. 

Aquellos compañeros que tenéis unas condiciones medianamente dignas, fruto en gran parte de vuestra antigüedad, ya sabéis lo que os espera si no os organizáis y lucháis contra esta realidad adversa, realidad que es posible transformarla. Pero no basta con el simple deseo de cambiarla. Si de verdad queremos hacerlo, cada trabajador debe contribuir en la organización y debe participar en la misma y en la lucha, puesto que nadie va a venir a hacerlo por nosotros y quien así lo afirme, os estará engañando. De esta manera es totalmente posible. En cambio, escondiendo la cabeza, indignándote en privado, pero teniendo miedo y esperando a que el resto dé el paso para darlo tú después, estás totalmente perdido, tanto tú como el resto de compañeros. Debes dar el paso adelante y entonces, objetivamente, habrá una fuerza más en las filas de los trabajadores y faltará un trabajador menos en la organización y en la lucha que nos aproximará a una vida digna.

Aquellos compañeros que acabáis de entrar, que tenéis unas condiciones laborales y económicas criminales y precarias, ya veis el modelo de Empresa en la que estáis, cómo es y cómo os agradecerá vuestros servicios prestados y la entrega de vuestros mejores años de vuestra existencia. Vosotros, compañeros nuevos, compañeros con peores condiciones, tenéis los mismos motivos porque somos lo mismo, una única clase, y es el mismo quien nos agrede: el empresario.

Es responsabilidad de nosotros, los trabajadores de esta empresa, luchar por defender nuestros empleos, pelear porque las condiciones económicas de la plantilla prosperen, fundamentalmente los de aquéllos compañeros que tienen los salarios más bajos, y conquistar una vida digna. No hacerlo, permanecer con los brazos cruzados esperando la hora de la llamada del Responsable de RRHH, no sólo nos condena al despido, sino, sobre todo, nos condena a ser indignos. Algún compañero puede decir que con la dignidad no se come, pero nosotros le podemos afirmar a los que piensan como ese compañero que la historia acredita que, cuando se renuncia a la dignidad, se termina no sólo sin ella, sino también sin derechos, sin trabajo y sin comer.

El contenido íntegro de la carta de despido, en sí misma, es una auténtica obscenidad. Bajo la máscara del despido objetivo y de argumentos que nada tienen que ver con la realidad objetiva, se despide a un trabajador con absoluta impunidad en un sistema donde el Empresario es el Juez de Primera instancia. Al compañero le queda únicamente apelar su despido a la Justicia hasta que los trabajadores digamos basta, que resolveremos entonces los asuntos de una manera más directa y mucho más justa porque no serán otras las manos de las que dependamos, sino que dependeremos de nosotros mismos. Es hora, compañeros, de pegar un puñetazo fuerte, firme y persistente encima de la mesa y, si es necesario, hasta una serie de ellos.

No podemos seguir aguantando esta situación injusta. No podemos seguir viendo pasar cadáveres de compañeros y compañeras cuyo único delito ha sido trabajar, generarle riqueza a la Empresa para poder vivir y entregarle a ésta sus mejores años. Es hora de decir basta, es hora de que creemos las condiciones para levantar un viento de cambio que acabe de raíz con esta situación y, todo ello, únicamente se puede hacer con tu contribución y con tu compromiso para con el conjunto de la plantilla.

Este nuevo despido de un compañero que, cuando lo llamó el Responsable de RRHH para despedirle por primera vez el 27 de marzo, estaba en una reunión con el cliente, demuestra que la “nueva estructura” —idéntica en la forma de actuar a la vieja— es puro humo.

Hablábamos antes de que se está despidiendo a trabajadores con antigüedad y unas condiciones laborales y económicas determinadas y medianamente decentes y que se estaban generando empleos terriblemente precarios y con salarios ínfimos. Esta política de ‘depuración de sangre’, tan del agrado del Responsable de RRHH, es trazada por unos cuadros dirigentes que, en su mayoría, no llevan ni tres años en esta empresa y que tienen unos salarios que superan holgadamente los 100.000 euros anuales, retribuciones en especie como rentings de vehículos, así como variables. Son aquellos que hacen que a AYESA AT en Panamá les sancione la Administración con no contratarla durante tres años o que hacen que el nombre de la Empresa, y del grupo al que pertenece, salga salpicada en un caso de presunta corrupción en Perú y vinculada a un prófugo.

Compañeros y compañeras, el que crea que está seguro, el que piense que agachando la cabeza y dando la espalda a la realidad tiene su puesto de trabajo asegurado, se equivoca de punto a punto. Los trabajadores sólo tenemos una salida, estar unidos, hacer piña en torno al Comité de Empresa y presentar batalla contra las nocivas políticas ejecutadas por Ayesa AT.

¡¡Mañana puede ser tarde, ahora es el momento, no permitas que nos sigan debilitando, fortalece al sindicalismo de clase, afíliate a CSC!!


Sección Sindical de la Coordinadora Sindical de Clase (C.S.C.)

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